viernes, 8 de noviembre de 2013

La Revolución Digital

                                                    Revoluión Digital 


Estamos viviendo una auténtica revolución digital, una revolución de las telecomunicaciones que, junto con el fenómeno de Internet, está transformando el mundo. 

Vivimos en un mundo donde predomina cada vez más la tecnología digital. Ya no tenemos cámaras fotográficas analógicas con rollos de película para revelar, sino cámaras digitales con tarjetas de memoria flash; no escuchamos ya discos de vinilo o casetes de audio en cinta magnética, sino archivos mp3 o DVD. Ya casi no enviamos cartas escritas por correo postal, sino correos electrónicos o mensajes SMS. Ya no usamos la máquina de escribir, sino un ordenador con un procesador de textos.

El modo de trabajar, el ocio, las relaciones personales han cambiado desde la llegada y la utilización masiva de los ordenadores y de los móviles, al menos en los países más desarrollados, sobre todo en las nuevas generaciones, que son nativas de este mundo digital, pues las personas de la anterior generación somos solo emigrantes que nos hemos tenido que adaptar a un mundo dominado por las telecomunicaciones digitales. 

El reto actual es que podamos avanzar en la transformación de la gran cantidad de información en conocimientos. Estamos conformando una aldea global, una verdadera Sociedad del Conocimiento.

Todo esto es posible debido, junto con los mayores y mejores servicios, a la bajada de los precios, lo que provoca una mayor demanda de numerosos dispositivos de última tecnología: ordenadores portátiles cada vez más potentes y pequeños, teléfonos móviles que incluyen cámara de fotos, vídeo digital y conexión a Internet, reproductores de música y vídeo, PDA, SMS, TDT…, y a la potenciación de una mayor demanda y un hiperconsumo insostenible. Una revolución digital en la que, con la llegada de la web 2.0, está cambiando la forma de relacionarse con la información. Los internautas son ahora los protagonistas y participan activamente intercambiando información, formado redes sociales en las que generan ellos mismos los contenidos, enviando fotos, vídeos, comentarios de noticias, foros, etc. Estamos asistiendo en directo a los últimos coletazos del «apagón analógico», un verdadero hito en las telecomunicaciones, el fin de una tecnología que comenzó hace más de un siglo con las primeras emisiones de radio. La lógica interna de la evolución y revolución científica y tecnológica continúa.

Pero no todo el mundo disfruta de estos grandes avances tecnológicos. Está aumentando, junto con las desigualdades sociales, la brecha digital, que separa a los países y a las personas más desfavorecidas, por una injusta distribución del conocimiento y de la riqueza. No todas las personas participan por igual de esta revolución digital. En pleno siglo XXI, el 65% de la población mundial nunca ha hecho una llamada telefónica y el 40% no tiene siquiera acceso a la electricidad. Para ellos, sus problemas no son cómo poder tener un móvil más pequeño o una pantalla de TV más grande, sino cómo salir de la pobreza extrema, cómo conseguir que sus hijos no se mueran de hambre y puedan tener acceso a la sanidad y a la enseñanza para lograr un futuro mejor.

                                                             













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